Los turcos son una de las personas más humildes y amables que he conocido. Especialmente cuando como en un restaurante turco, no sólo me llama la atención su amabilidad, sino sobre todo su humildad.
Digamos las cosas como son: No importa en qué parte del mundo te encuentres, si buscas buena comida a precios justos, simplemente busca restaurantes turcos. Puedes ir casi a ciegas a un restaurante o una cafetería turca y conseguir una comida decente, nutritiva, saciante y deliciosa por un precio muy justo.
Por ejemplo: Hoy en día, todos los restaurantes ofrecen una pequeña sopa por -digamos- 8,00 euros. El hospitalario restaurante turco, en cambio, te ofrece una deliciosa sopa grande por 3,50 euros con pan y çay (té) gratis. No es que no puedan cobrar 8,00 euros también, es quizá su humildad la que no se lo permite.
Estoy seguro de que esto no se limita a los turcos. Creo que es más bien un resultado de la cultura islámica mediterránea: turcos, libaneses, sirios, etc. El mundo es un lugar muy bonito si tienes la mente abierta.
(Como siempre, la excepción confirma la regla).
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