A menudo, pensamos en quién queremos ser en la vida. Pero pensar en quién deseamos ser, puede distanciarnos de ser lo que naturalmente se supone que somos.
Esto se debe a que imitamos a otras personas. Todos los días – a sabiendas o sin saberlo – recibimos la influencia de las personas que están cerca de nosotros: familia, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, etc. Además, las personas a las que seguimos en Internet también influyen mucho en lo que queremos ser.
Para dejar esta carrera de ratas, es poderoso pensar en quiénes son los que absolutamente – bajo ninguna circunstancia – queremos llegar a ser.
Un consejo útil es escuchar a tu instinto. Recuerda y anota cuando conozcas a alguien e inmediatamente pienses: “¡oh dios, no quiero llegar a ser así!”
Por ejemplo, tu padre es un bebedor empedernido. O bien te repugna este comportamiento, que ya sabes que nunca quieres llegar a ser así.
De vez en cuando, esto no es suficiente, ya que algunas personas imitan inconscientemente el comportamiento de su padre y se convierten ellas mismas en alcohólicas.
Por lo tanto, antes de plantearte la pregunta: “¿Quién quiero ser – bajo ninguna circunstancia – nunca?”, tienes que empezar a observar y cuestionar a las personas de las que te rodeas y a las que sigues en internet.
Al observar activamente a las personas, te darás cuanta de cómo tratan a otras personas, qué y cuántos malos hábitos tienen, y muchas otras cosas que te desagradan de ellas. Por ejemplo, puedes darte cuenta rápidamente de que:
- nunca querrás convertirte en un alcohólico,
- nunca querrás descuidar a tu familia por el súper éxito,
- nunca quieres vivir una vida promedio,
- nunca quieres ser deshonesto,
o lo que sea.
También tenemos que prestar atención a quién seguimos en Internet y cuestionarnos si realmente queremos ser como ellos. Ya sea un empresario de éxito, un atleta de talla mundial, un creador popular o una madre perfecta. Quién admira a quién influye en lo que pensamos que queremos ser. Los influencers no se llaman así por nada.
Esto es difícil porque las redes sociales sólo nos muestran el lado bueno.
Así, pregúntate: ¿Qué sacrificios tengo que hacer para tener una visa así? ¿Estoy dispuesto a hacer estos sacrificios? ¿Qué aspectos no quiero incorporar nunca a mi vida?
Observar a las personas nos mostrará en quiénes no queremos convertirnos. Cuestiona la vida y los comportamientos de las personas y establece límites claros de en quién no quieres convertirte nunca.
Si hacemos todo lo posible para evitar convertirnos en quien no queremos ser, nos encontraremos naturalmente como la persona que deseamos ser.
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